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En este post, te enseñaré cómo terminar la guerra alimentaria y hacer las paces con la comida. Me encanta este principio (# 3) de la alimentación intuitiva porque busca dejar de lado la culpa alimentaria. No puedo enfatizar ésto lo suficiente: comer es una parte normal y natural de la vida. ¡La culpa simplemente no tiene lugar en las funciones biológicas normales! ¿Te sentirías culpable por tu corazón latiendo o por tus pulmones llenándose de aire? Entonces la culpa no debería de interferir con que le demos a nuestros cuerpos la energía que necesitan.
Psicología de la privación de alimentos
Hacer las paces con los alimentos significa hacerle frente a las restricciones y privaciones alimentarias autoimpuestas. De hecho, privarnos de los alimentos que nos gustan porque son “malos” generalmente fracasa y les da a los alimentos más poder sobre nosotrxs mismxs. Veamos cómo funciona ésto.
Cuando estamos privadxs de cualquier cosa en la vida (comer, dormir, hacer actividades placenteras, etc.), tiende a aumentar nuestro deseo por ello.
Piénsalo. Ésto es como cuando has estado en cuarentena en tu casa durante semanas y te sorprendes al descubrir que incluso extrañas a las personas que no puedes soportar en el trabajo! Al estar privadx de tu compañía habitual, comienzas a desearla más, incluyendo los aspectos menos agradables.
Lo mismo sucede cuando restringimos la comida. La privación de alimentos puede desencadenar lo que se conoce como comer bajo el efecto de “rebote”.
Así es como funciona: te privas de un alimento en particular que te gusta (por ejemplo, un helado) en aras de una “dieta”. Luego, en algún momento cuando te encuentras con la comida “prohibida” (después “portarte bien” y evitarla), en lugar de simplemente disfrutarla, puede ocurrir un atracón, junto con la culpa condicionada por la comida que viene con ella.
Entonces, el ciclo de privación y atracones comienza de nuevo. Este estudio describe cómo “los antojos de las personas que hacen dietas eran más propensos a ser los alimentos que estaban restringiendo”. Una vez más, si esto te sucede a ti, no es tu culpa: es la cultura de la dieta y el modelo badsado en la abstinencia de la mentalidad de la dieta operando en nuestra programación.
Salir de este ciclo requiere que hagamos las paces con la comida. ¿Cómo? Al permitirnos comer lo que queramos, cuando queramos.
Lo sé, suena aterrador ¿verdad? Pero de éso se trata la alimentación intuitiva. Se trata de deshacerse de esa falsa creencia de la cultura de la dieta de que no podemos confiar en nosotrxs mismxs en torno a la comida.
Suena blasfemo, pero darte permiso incondicional para comer es vital para hacer las paces con la comida y aprender a confiar en tu cuerpo y las señales que te está enviando.
¿Cuál es el objetivo final de la alimentación intuitiva? ¡Hacer las paces con la comida!
Alimentación restringida
Como lo define el libro Intuitive Eating: “Los comedores restrictivos en esencia son personas que hacen dietas crónicas y están preocupadxs por la dieta y el control de peso”. Tienden a establecer reglas sobre qué y cuándo comer, en lugar de honrar su hambre.
De hecho, como señala este estudio, restringir los alimentos no ayuda a alcanzar las “metas dietarias”. “Una explicación para este patrón de comportamiento contradictorio es que estas personas son muy sensibles a las señales de los alimentos, y en algunos casos, esta sensibilidad conduce al deseo de comer y como resultado a comer en exceso…Enfrentarse a los alimentos deliciosos e incluso pensar en los alimentos favoritos es un iniciador fuerte para anhelar más y, en última instancia, comer en exceso de los envases de alimentos, en comparación con otras personas”.
La alimentación restringida solo conduce a una lucha de poder entre lo que tu cuerpo quiere comer y lo que tus creencias relacionadas con la dieta dicen que es apropiado comer.
La alimentación intuitiva, por otro lado, nos enseña que a veces nuestros cuerpos quieren una ensalada fresca y otras veces quieren un trozo de chocolate. ¡Y eso está bien! Todos los alimentos pueden formar parte de una dieta equilibrada y podemos elegir qué comer con atención e intención.
Cómo identificar una alimentación restringida
Muchas personas no se identifican como que están haciendo dietas de manera consciente, pero inconscientemente se involucran en conductas alimentarias de restricción. Esta lista te ayudará a identificar los patrones de alimentación furtivos que nos enseña la cultura de la dieta. Para comenzar a obtener claridad, pregúntate si:
- Solo te permites una cantidad particular de comida
- Utilizas el ejercicio para compensar el consumo de ciertos alimentos.
- Tienes sentimientos de culpa o vergüenza al comer ciertos alimentos
- Solo te permites comer ciertos alimentos cuando estás en “x” peso
- Tiene reglas sobre cuándo o con qué frecuencia puede comer estos alimentos
Prohibir y restringir los alimentos es definitivamente una receta para preocupaciones alimentarias poco saludables y una relación negativa con los alimentos. En la siguiente sección, te guiaré a través de 5 pasos para ayudarte a hacer las paces con la comida y verla por lo qué es realmente: algo que necesitamos para mantenernos vivxs, pero también tenemos derecho a disfrutar.
Los 5 pasos para hacer las paces con la comida
Al igual que con todo lo que tiene que ver con romper con la mentalidad de la dieta, hacer las paces con la comida no es una solución rápida. Es un proceso no lineal que nos llama a estar continuamente presentes en nuestros pensamientos y comportamientos en torno a la comida. Aprender a reconocer cuál es nuestra propia voz y cuál es la cultura de la dieta puede llevar algún tiempo, pero es un objetivo que vale la pena para obtener libertad en torno a la comida. Aquí hay 5 pasos, derivados de la alimentación intuitiva, sobre cómo hacer las paces con la comida.
1.Elimina las etiquetas de alimentos “buenos” y “malos”
Moralizar los alimentos en categorías de “buenos/malos”, “saludables/no saludables” solo añade más combustible a la guerra alimentaria. Cuando usamos estas etiquetas, simplemente no podemos evitar sentir que “hacemos algo mal” cuando comemos alimentos que tradicionalmente se consideran “poco saludables”.
No podemos disfrutar plenamente de ese delicioso cheesecake de caramelo sin un sentimiento persistente de culpa. ¡Y tenemos todo el derecho de disfrutar estos alimentos! Como he mencionado antes, ningún alimento o comida te va a hacer o deshacer.
Así que comienza a practicar algo de neutralidad alimentaria. La próxima vez que encuentres uno de estos alimentos “pecaminosos”, pregúntate por qué crees que está etiquetado de esa manera. ¿Cómo adquiriste esta creencia sobre este alimento en particular? ¿Crees que puedes comenzar a ver esta comida de manera diferente? O sea, tal vez no contiene muchos nutrientes, ¡pero seguro que sabe bien! Honrar el comer por placer es tan legal como satisfactorio.
2.Haz una lista de tus alimentos “prohibidos”
Una vez que te sientas listx para comenzar a hacer las paces con la comida, haz una lista de los alimentos que has prohibido en el pasado o que sientes que no te puedes controlar frente a ellos.
Es útil si comienzas a enumerarlos desde los menos problemáticos para ti hasta el más. Al hacer tu lista, trata de reflexionar sobre por qué sientes la necesidad de restringir estos alimentos. ¿Tuviste una experiencia particular con alguno de ellos? ¿Es por la forma en que históricamente han sido etiquetados como “malos”?
No hay respuestas correctas o incorrectas; este paso se trata de conocer un poco mejor tus pensamientos y sentimientos sobre ciertos alimentos.
3.Planifica probar uno de estos alimentos a la vez
Bien, ahora que tienes tu lista, es hora de planificar un momento para probar uno de ellos a la vez. Si ésto te parece demasiado retante, comienza con los alimentos menos intimidantes.
Compra la comida o pídela en un restaurante y ¡prepárate para comer! Recuerda abordar este ejercicio con tanta curiosidad sin prejuicios como sea posible. Ve desde un lugar en el que quieres aprender más sobre ti y rechazar el ruido de cómo has sido condicionadx para comer.
4.Registrate contigo mismx
Mientras comas una comida en particular, debes estar muy presente y enfocadx en lo que sientes. Pregúntate lo siguiente:
- ¿A qué sabe esta comida? ¿Dulce? ¿Salado? Umami? ¿Desabrido?
- ¿Cómo es la textura? ¿Crujiente? ¿Cremoso? ¿Seco?
- ¿Cómo te sientes mientras lo comes? ¿Te sientes feliz? ¿Consoladx? ¿Ansiedad por estar comiéndolo? ¿Alguna culpa presente?
- ¿Cómo estás experimentando esta comida? ¿Es tan buena como pensaste que sería? O tal vez ahora que te has dado permiso para comerlo, ¿te das cuenta de que realmente no te gusta tanto?
Continúa con este proceso con el resto de los alimentos en tu lista. Recuerda, ve a tu propio ritmo y haz lo que te parezca más cómodo.
El objetivo principal de estos pasos es reconocer que la comida es solo comida; no tiene poder sobre ti una vez que te permites comer incondicionalmente.
Mantén los alimentos en tu lista que disfrutas disponibles en todo momento
Parte de la razón por la que nos sentimos impotentes frente a ciertos alimentos es que, dado que parecen “prohibidos” o “especiales”, sin saberlo les damos un poder que realmente no tienen.
Después de probar los alimentos en la lista que hiciste, asegúrate de tener los que te gustan disponibles en todo momento. Así es: no más mantener la “tentación” fuera de la casa para evitarla. Ésto solo le da a estos alimentos más influencia sobre ti.
Si tu mente ya sabe que estos alimentos estarán ausentes de tu dieta por un período, intentarás “abastecerte” antes de que la privación comience nuevamente. Al tenerlos cerca, te estás diciendo a ti mismx que (1) puedes comerlos (lo que comienza a bajarlos de su pedestal) y (2) que están disponibles en cualquier momento (eliminando así los sentimientos de “no volveré a comer ésto ”, lo que solo provoca más antojos).
Conclusión
Recuerda, tu relación con la comida está influenciada por años de restricción, privación, culpa y vergüenza que la cultura de la dieta incrusta en nosotrxs. Toma un tiempo desaprender estos pensamientos, sentimientos y comportamientos en torno a la comida.
No lo puedo enfatizar ésto lo suficiente: sé amable contigo mismx. La autocompasión y la paciencia es el nombre del juego aquí. Ve a tu propio ritmo, y eventualmente comenzarás a ganar libertad al disfrutar de la comida como siempre se debió haber disfrutado.
Y ahora, saberdéjame si tienes preguntas o inquietudes adicionales sobre cómo hacer las paces con la comida. ¿Intentastes el ejercicio? ¿Como te fue? ¿Algún desafío en particular que te hayas encontrado?
¡Hola! Soy Melissa, Nutricionista-Dietista y madre de 2 dragoncitos. Cuando no estoy hablando de nutrición me puedes encontrar en el piso jugando con mis hijos, cosiendo, cocinando, haciendo manualidades o extrañando la época de los 90 (en serio, la música ya no es lo mismo)